Tina empieza su ESC "European Volunteering VS Depopulation 1.0"
Presentación de nuestra voluntaria Tina para el periodo 2022
Hace unos años, abrí un cuaderno y plasmé unos cuantos "objetivos vitales" en él. ¿Creía en ellos? Claro, a nivel teórico. Soñar es lo que mejor se me da. Desde entonces me recuerdo ideando currículos de enseñanza, con grandes romances y las casas que me comprarían cuando se publicaran, con espectáculos magníficos en los que todo el mundo se lo pasaría en grande. Pequeñas historietas; ayudar a los demás a sentirse mejor señalando lo que pueden ser; objetivos de vida. Tiendo a usar mi imaginación más que mi sentido común, y esa es solo una de las razones por las que siempre tenía una voz en el fondo de mi cabeza que se burlaba de lo poco realistas que eran todos mis pequeños escenarios.
Empecé a burlarme de esa voz cuando mi vida empezó a ser exactamente como la había imaginado.
A los veinte años, habré dejado el país. Empezaré por Europa, quizá por el sur para que la diferencia cultural no sea demasiado brusca, ya que soy de Grecia. No me quedaré mucho tiempo en un país, como máximo un año. Aprenderé el idioma al menos a nivel de conversación. Con nueve meses de antelación: comprobado.
Tendré un gato. La verdad es que es divertidísimo lo mucho que me ha costado este objetivo, así como lo mucho más gratificante que es. Resulta que los animales no son solo cosas lindas para embobar, sino que se forman verdaderos lazos con ellos, como un miembro de tu familia. El estúpido de mi gato se asustó un día en el metro, rompió su jaula y se escapó, y desde entonces he estado pagando literal y figuradamente por ello. Encontrarlo, traerlo a España, convencer a la gente de que puede ser un idiota pero que no es una amenaza que destruya la casa... todo un arranque de esta nueva etapa no imaginaria de mi vida (¿adultez, he oído decir?). Durante ese tiempo, afortunadamente he tenido que esperar a que los animales de Scooby me molesten, así como a los increíbles gatos del vecino que me hacen compañía desde el balcón de enfrente. He oído que tienen caballos en Scooby, el refugio de animales en el que seré voluntaria. Adivina quién ha soñado siempre con tener un caballo de pequeño. Vínculo con los animales: comprobado.
Seré voluntaria. De una forma u otra, siempre he intentado ayudar a la gente, de una forma mucho menos organizada la mayoría de las veces. El voluntariado es un estilo de vida, y la primera vez que me tomé un segundo para pensarlo supe que quería que tuviera un papel más destacado en mi vida. Me sorprendió muy gratamente ver lo bien acomodadas e integradas que estaban las personas con discapacidad mental en Medina del Campo, y me encanta formar parte de ello (¡aunque me cuesta mucho entender su español detrás de la mascarilla!). Es un momento tan bonito que realmente me siento como si estuviera pasando el rato con ellos, teniendo el privilegio de simplemente pasear, tomar algo y jugar con un grupo de gente interesante varias veces a la semana. En este proyecto aprendí que la esencia del voluntariado es divertirse: hacer cosas genuinamente agradables y gratificantes, servir a los demás con la copa llena. Y maldita sea, disfruto ayudando a la gente. Voluntariado: comprobado.
Algunos de los objetivos aún no están maduros, y aún así puedo ver que esta experiencia los hace posibles, dejando que se gesten suavemente en el fondo. Me gustaría trabajar como artista, algo en lo que me ofrezco como voluntaria más a menudo. La práctica y la exposición en el diseño que consigo hacer, combinadas con mis propios esfuerzos personales, hacen que una futura especialización en diseño no parezca tan irreal. Al mismo tiempo, mis sueños de ser profesor, que fueron rudamente asesinados por nuestro sistema educativo actual, parecen revivir gracias a las nuevas habilidades de educación no formal que he ido adquiriendo, así como la oportunidad de ponerlas en práctica en mi proyecto personal. Por no hablar del tiempo libre que tengo, que me permite trabajar en muchos más proyectos que pueden o no implicar grandes romances.
Y por si todo esto fuera poco, durante el corto periodo de dos meses de mi estancia aquí, ya he tenido nuevas experiencias que han hecho que mi vida mejore de formas que nunca imaginé. Nuevos e imprevistos logros, conocimientos, metas, recuerdos. Nuevos y diversos amigos, nuevos destinos de viaje, un nuevo amor por las fiestas pequeñas y las actividades en grupo, nueva información obtenida sobre diversos temas fascinantes. No era consciente de la cantidad de cosas que desconocía de otros países y de lo mucho que me gustaría aprender sobre ellos. ¿Sabías que comer tapas y beber vino es una actividad más popular en los pueblos españoles que tomar café? ¿Que la frase que más utilizan para decir "adiós" es "hasta luego", aunque la mayoría de las veces no tengan previsto ver a la otra persona más tarde ese día? ¿Que sus comidas consisten en dos platos principales? ¿Que todos los restaurantes, excepto los que cierran a mediodía para dormir la siesta, aunque la mayoría de los lugareños no lo practiquen? ¿O que con sólo unos meses de vivir en un país mientras se estudia su idioma, se puede aparentemente adquirir fluidez?
Estoy echando un vistazo a mi vida, a cómo es y a cómo era, y siento el impulso de agarrar de la mano a todos los que alguna vez se consideraron un soñador sin rumbo, o un realista estricto, e invitarles a un pequeño baile. Me gustaría ayudarles, de forma organizada o desorganizada, tal vez haciendo que cojan un cuaderno y escriban en él sus ideas más sesudas. Luego bailaremos al ritmo de la vida, el tiempo suficiente para que les empiecen a doler los pies y el cerebro empiece a creer. Entonces les besaré la mano y tal vez les diga: hola, soy Tina.
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